A partir del próximo 30 de noviembre los ministros responsables de Comercio de los 164 miembros de la OMC se reunirán en Ginebra en una Conferencia Ministerial que será muy diferentes a los once encuentros anteriores. Será la primera vez en 4 años que los ministros se verán las caras, y lo harán en un contexto internacional fuertemente afectado por la pandemia del COVID y las medidas económicas y comerciales adoptadas por los miembros para hacerle frente. A ello se suman las diferencias bilaterales entre algunos miembros, un reordenamiento de poderes dentro de la organización y la falta de liderazgos claros que la conduzcan por el camino de desarrollar las reglas que exige la economía del siglo XXI.
Chile siempre ha apoyado un sistema multilateral de comercio basado en reglas claras, transparentes y no discriminatorias que le dé estabilidad y predictibilidad al comercio internacional. Ese sistema, representado por la OMC, requiere de urgentes e importantes reformas. Su función negociadora de dichas reglas y disciplinas no está funcionando y prueba de ello es la incapacidad de lograr acuerdos, aunque esperamos que en Ginebra a fines de mes se revierta esa situación. Su sistema de solución de diferencias requiere mejoras para que vuelva a ser efectivo y permita a los miembros defender sus derechos. Por eso que Chile apoya una reforma de la institución, de la forma de trabajar y de las reglas que deberán diseñarse en los próximos años para que la organización siga siendo relevante para los operadores económicos.
Un ejemplo de lo difícil que se ha tornado lograr acuerdos entre los 164 miembros es la negociación de subsidios a la pesca, lanzada hace 20 años como parte de la Ronda de Doha. Hoy pareciera que estamos más cerca que nunca de lograr un acuerdo que ponga el foco en la sostenibilidad de los recursos marinos para evitar que los subsidios sigan depredando los recursos de nuestros mares. Estamos buscando un acuerdo ambicioso que proteja nuestros recursos pero que también nos permita espacios de flexibilidad para apoyar a nuestra pesca artesanal frente a ciertos escenarios.
Un tercer pilar que esperamos que los ministros acuerden es una respuesta desde el plano comercial a la pandemia del COVID. A partir de las medidas adoptadas por los miembros desde que comenzó esta crisis sanitaria, tanto aquellas que han facilitado el comercio de bienes médicos esenciales, así como el flujo de insumos para la producción de ellos, pero también, restricciones y hasta prohibiciones a las exportaciones, queremos extraer lecciones y buenas prácticas y establecer orientaciones que sirvan para futuras pandemias. En esta respuesta que entregue la OMC también se deberán considerar los aspectos relacionados con la propiedad intelectual.
Chile como importante actor en los mercados agrícolas mundiales, seguirá empujando por lograr en los próximos años una reducción y eliminación de los subsidios y ayudas internas que otorgan un puñado de países y que distorsionan los precios y los mercados internacionales, así como reducir los niveles arancelarios y otras medidas de protección, abriendo nuevos mercados para nuestros productos de exportación. Un desafío que se lanzó junto con la creación de la OMC pero en el cual poco se ha avanzado. Esperamos que en la Ministerial de Ginebra podamos sentar las bases para la futura liberalización del comercio agrícola.
Finalmente, hay que destacar el nuevo aire que han imprimido a la OMC las iniciativas conjuntas. Estos diálogos y negociaciones en temas como comercio electrónico, regulación nacional en materia de servicios, plásticos, sustentabilidad ambiental, género y Mipymes, que reúne a algunos miembros de la OMC ha sido una respuesta efectiva a la parálisis negociadora multilateral permitiendo dar respuestas a los desafíos y oportunidades de la economía actual. Todas ellas presentarán buenas noticias durante las negociaciones. Una de ellas, sobre medidas para facilitar los flujos de inversión hacia los países en desarrollo es liderada por Chile.