Informe OCDE sobre Impacto Económico del Coronavirus “Coronavirus: The World Economy at Risk”
17/03/2020
Antecedentes
Las medidas de contención aplicadas por China a raíz del brote de coronavirus (COVID-19) han tenido un considerable impacto en la contracción de la producción, demostrando su importante rol y su efecto en la disrupción directa en las cadenas globales de valor, en la demanda final debilitada de bienes y servicios importados, así como la disminución regional del turismo internacional y los viajes de negocios.
Las expectativas de crecimiento se mantienen inciertas
Previamente al brote del virus, el comercio global ya se encontraba debilitado.
Las proyecciones se basan en la suposición de que la epidemia llegue a su peak en China durante el primer trimestre del 2020, teniendo una gradual recuperación durante el segundo trimestre. Lo anterior, sumado al deterioro de las condiciones financieras globales y el aumento de la incertidumbre, limitará el crecimiento del PIB global durante la primera parte del año, siendo posiblemente menor a cero en el primer trimestre del 2020.
En este sentido, se proyecta una disminución del crecimiento del PIB global de un 2,9% el 2019, a un 2,4% para este año.
Por su parte, el crecimiento del PIB de China proyectado para el 2020 ha sido ajustado a la baja, previéndose un crecimiento inferior a 5% para este año. Se prevé un similar patrón para las economías interconectadas comercialmente con China, especialmente Corea, Japón, Australia e Indonesia.
Incluso si el peak del brote sea de corta duración, el crecimiento global en el 2020 se verá sustancialmente afectado, esto, debido al rol de China en la producción global, en el comercio, turismo y los mercados de commodities.
El mayor riesgo en el corto plazo supone que el impacto del coronavirus tenga mayor duración y sea más intenso que lo esperado en las proyecciones. Es más, en caso de que los brotes se propaguen más extensivamente en la región Asia-Pacífico o en las economías más avanzadas del hemisferio norte, los efectos adversos tanto en el crecimiento global como en el comercio serán.
Para economías “menos” integradas con China, los efectos económicos del coronavirus serán relativamente leves. Para EE.UU. y Canadá, la disminución de la confianza, la interrupción en las cadenas de suministro y una demanda externa más débil moderarán sus perspectivas de crecimiento.
El PIB global podría reducirse en un punto y medio porcentual en 2020 (en lugar de medio punto porcentual proyectado), empujando con ello a varias economías a recesión, incluidas Japón y la zona del euro. Del mismo modo, el impacto general en China también se intensificaría, reflejando la disminución en los mercados clave de exportación y las economías proveedoras.
Los gobiernos deben actuar con rapidez y fuerza para superar el coronavirus y su impacto económico.
Principales efectos: demanda más débil; disminución de la confianza; los ingresos no percibidos por los trabajadores despedidos; menor demanda de servicios de viajes y turismo (afectan los gastos de los consumidores); reducción en el flujo de caja y mayor incertidumbre (retrasan la inversión corporativa); y disminución de los niveles de inventario, debido a la interrupción de las cadenas de suministro.
En el contexto de una economía global ya débil y con riesgos a la baja, los desafíos a corto plazo del brote de coronavirus refuerzan la necesidad de acciones de política para contener la propagación del virus, fortalecer los sistemas de atención médica, aumentar la confianza y la demanda.
El diálogo sobre políticas multilaterales es esencial para acordar medidas apropiadas de contención y para restringir la propagación del virus, limitando sus costos económicos. Así, si el crecimiento fuera significativamente más débil de lo previsto, sólo una acción política coordinada de las principales economías proporcionaría un contrapeso efectivo y oportuno.
Se requiere apoyo fiscal adicional para los servicios de salud, incluidos recursos suficientes para garantizar dotación de personal; instalaciones de prueba adecuadas; y medidas necesarias de prevención, contención y mitigación.
También se deben tomar medidas para amortiguar los efectos adversos del brote en los sectores vulnerables, con medidas de trabajo a corto plazo, flexibilidad horaria, aunque dichos esquemas no protegen a los trabajadores temporales o migrantes de los despidos.
En el muy corto plazo, la provisión de liquidez adecuada en el sistema financiero también es una política clave, que permite a los bancos brindar ayuda a las empresas con problemas de flujo de efectivo, particularmente a las PYMEs.
También pueden implementarse medidas fiscales temporales y específicas para apoyar a las empresas en sectores particularmente expuestos a una fuerte recesión (viajes y turismo).
Tasas de interés excepcionalmente bajas brindan una oportunidad para que la política fiscal se use más activamente para fortalecer la demanda a corto plazo, incluidos los gastos temporales para amortiguar el impacto del brote de coronavirus en grupos sociales y empresas vulnerables.