- Por cierto, no fue fácil. Porque éramos el único país que ya tenía acuerdos bilaterales con los otros 11 involucrados en la negociación, debíamos cuidar lo ya ganado, ver donde podíamos avanzar y mirar como allí se jugaban las relaciones con otros acuerdos y potencias en el mundo. Luego de más de cinco años de negociaciones, se puede señalar que el acuerdo alcanzado presenta dos dimensiones de extrema importancia para nuestro país, y que nos permitieron concurrir al acuerdo final. En primer lugar, se trata de un acuerdo extremadamente beneficioso para nuestra economía, y en segundo lugar, se alcanzó un adecuado balance, tomando en consideración los aspectos sensibles o complejos que debieron enfrentarse a lo largo del proceso.
- Ahora viene el proceso de aprobación en los Parlamentos, un escenario que también puede ser complejo. Lo concreto es que Chile sabe por qué está en el acuerdo y lo logrado.
El Tratado de Asociación Transpacífico (TPP), firmado el 4 de febrero de 2016 entre 12 países de la región del Asia-Pacífico
[1], constituyó uno de los procesos de negociación económico-comercial de mayor trascendencia en el actual escenario del comercio internacional: reúne a dos de las tres economías más grandes del mundo; establecerá reglas o estándares que regirán al comercio internacional durante los próximos años; construirá una zona de libre de comercio en el Asia Pacífico, región que ha mostrado los niveles más altos de dinamismo económico durante los últimos años y donde se encuentran los principales socios comerciales de Chile. En suma, se trata del acuerdo comercial más importante desde la conclusión de la Ronda Uruguay y la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El origen del TPP se encuentra en el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica, conocido como P4, suscrito entre Chile, Brunei Darussalam, Nueva Zelanda y Singapur en el año 2006. Este Acuerdo fue concebido con la intención de facilitar la incorporación de nuevos miembros, en particular de economías pertenecientes al Foro de Cooperación del Asia Pacífico (APEC), como un camino que contribuyera a la concreción de un acuerdo de libre comercio entre esas economías.
[2]
En ese contexto, se llevaron a cabo los primeros contactos de los miembros del P4 con Australia, Estados Unidos y Perú, para sumarse al proceso de ampliación de este Acuerdo, los cuales derivaron, con el correr de los meses, en la decisión de iniciar un proceso de negociación de un acuerdo comercial nuevo: el TPP. Así, en marzo de 2010 se llevó a cabo la primera ronda de negociaciones. Posteriormente, durante ese mismo año se incorporaron al proceso Malasia y Vietnam. El grupo de 12 países se termina de conformar con el ingreso de Canadá y México a fines de 2012, y de Japón en abril de 2013.
El nuevo escenario del comercio internacional
En la actualidad, el comercio internacional enfrenta un conjunto de nuevos retos que no era posible anticipar durante los años noventa. En primer lugar, el surgimiento vigoroso de actores emergentes, que han alterado significativamente las relaciones de poder y las capacidades para alcanzar acuerdos de naturaleza global. Países como China, India, Brasil adquirieron un rol central en el escenario económico mundial.
En segundo lugar, y muy relacionado con lo anterior, los escasos avances alcanzados en el plano multilateral – Ronda Doha – han tenido como resultado el surgimiento del megaregionalismo (ver Cuadro 1), con negociaciones plurilaterales como el TPP, el Acuerdo Transatlántico sobre Comercio e Inversión entre EE.UU. y la Unión Europea (TTIP) y la Asociación Económica Regional Integral (RCEP) entre ASEAN y, Australia, China, India, Japón, Nueva Zelandia y Corea del Sur. A lo anterior se agregan los trabajos que se llevan a cabo en el marco de APEC, de configurar una gran área de integración de la región Asia Pacífico. Estos esfuerzos constituyen intentos para llenar el vacío normativo que se ha generado como consecuencia de la falta de acuerdos en el ámbito multilateral.
Estos nuevos acuerdos tienen como objetivo avanzar en el establecimiento de nuevas reglas de comercio, a ritmos más acelerados, entre países que tienen ciertas visiones comunes. Dentro de sus particularidades estos acuerdos se caracterizan por establecer nuevos marcos normativos que se negocian independientemente de las disposiciones de la OMC, y que van más allá de lo establecido en el sistema multilateral de comercio. Todo indica que estos acuerdos definirán los estándares que regirán al comercio internacional durante la próxima década.
Cuadro 1 Megaregionalismo. Perspectiva nacional
Chile en este escenario
Desde hace más de 25 años la política comercial chilena se ha orientado hacia la integración profunda de su economía con los mercados internacionales. El comercio internacional ha pasado a ser una columna central de nuestro desarrollo económico. Esta estrategia se ha materializado, por una parte, mediante la apertura unilateral de nuestro comercio, y por otra parte, a través de una intensa política de negociación de compromisos internacionales, sean en el ámbito multilateral (OMC) como en acuerdos regionales o bilaterales. En este último plano, actualmente nuestra red de Acuerdos suma 25 con 64 economías.
En atención a este nivel de apertura de nuestra economía, ha resultado clave contar con un sistema de comercio basado en reglas jurídicas, que proporcionen certeza y predictibilidad a nuestros operadores comerciales, y nos permita desenvolvernos en un terreno más equilibrado con nuestros socios comerciales, en particular cuando se trata de economías más grandes que la nuestra.
Bajo esos principios, y en consideración a los nuevos retos que enfrenta el comercio internacional en la actualidad, participar en el diseño de la nueva arquitectura del sistema comercial, resulta, a todas luces, imprescindible. En tal sentido, nuestra participación en el TPP no es más que un paso natural y lógico en la política de apertura comercial.
Chile y el TPP
Una vez que entre en vigencia, el TPP será el bloque de integración económica más importante del mundo. En su conjunto, los doce países constituyen un mercado de 818 millones de personas, con un PIB de US$27.700 millones, que equivalen a un 40% del producto mundial, un 40% de la inversión y un 25% de las exportaciones.
El intercambio comercial de Chile con los países del TPP alcanzó US$38.311 millones en 2015, lo que representa el 30% del comercio de Chile con el mundo. En cuanto a las exportaciones, el TPP significó de las mismas, mientras que las importaciones fueron un 31% en ese mismo año.
Una vez que entre en vigencia, el TPP será el bloque de integración económica más importante del mundo. En su conjunto, los doce países constituyen un mercado de 818 millones de personas, con un PIB de US$27.700 millones, que equivalen a un 40% del producto mundial, un 40% de la inversión y un 25% de las exportaciones.
Las cifras antes mencionadas son una evidencia de la magnitud del bloque que se conforma y de la importancia que para Chile posee para nuestras relaciones comerciales.
Por último, es necesario resaltar que el TPP tiene su domicilio en una región del mundo que ha concitado buena parte de los esfuerzos de apertura que hemos desplegado durante los últimos años. Desde el año 2000 cuando se iniciaron las negociaciones de un Tratado de Libre Comercio con Corea, se ha mantenido una política activa de profundización de nuestros lazos comerciales con el Asia Pacífico. En tal sentido, el TPP permitirá consolidar aún más esa relación, teniendo presente, además, que su membresía aumentará luego de su entrada en vigencia.
Beneficios del TPP para Chile
Acceso a mercados
Chile obtendrá mejoras significativas de acceso para nuestras exportaciones en los mercados de Japón, Malasia, Vietnam, y Canadá. Se obtienen rebajas arancelarias adicionales a las que se obtuvieron en los TLC ya suscritos con cada uno de esos países, para aproximadamente 3.100 productos. El beneficio es particularmente importante en los sectores agrícola, agroindustrial y forestal.
Adicionalmente, en el ámbito de las medidas no arancelarias, el TPP da un paso muy significativo para nuestras exportaciones, por cuanto mejora las disciplinas que se aplican a las regulaciones internas en los mercados de exportación. Así, en materia de medidas sanitarias y fitosanitarias, en normas técnicas, y procedimientos aduaneros, entre otras, se establecen normas que aseguran un efectivo ingreso de nuestros productos a los respectivos mercados, acompañado de altos niveles de transparencia.
Acumulación y cadenas globales de valor
El TPP contempla un sistema de acumulación de origen entre los 12 países miembros, que permitirá considerar como propios de un país los insumos originarios de otro país perteneciente al bloque. De esta manera se amplía la disponibilidad de insumos en los procesos productivos, para ser utilizados en la elaboración de bienes en Chile para ser exportados a los países del TPP con las ventajas arancelarias establecidas en el Tratado.
Al mismo tiempo, nuestras exportaciones se verán favorecidas con su eventual incorporación a las cadenas de producción de los otros países del bloque, como bienes e insumos intermedios. Ello permitirá ampliar y diversificar la canasta exportadora de nuestro país.
Al respecto, resulta evidente la importancia que el sistema de acumulación de origen tendrá para la participación en las cadenas globales de valor (CGV), las cuales, actualmente, constituyen un motor esencial para la integración comercial internacional y un instrumento importante para la diversificación productiva.
Contratación Pública
En materia de compras públicas, los empresarios chilenos podrán acceder a nuevos mercados como Perú, Vietnam y Malasia.
Servicios e inversiones
Los exportadores de servicios se aseguran un trato no discriminatorio, y regulaciones más transparentes. Ello otorgará mayor predictibilidad en las reglas que rigen las exportaciones de este sector. De particular relevancia para nuestros exportadores es la inclusión de un Anexo sobre Servicios Profesionales que establece reglas destinadas a facilitar el ingreso de estos prestadores de servicios en los respectivos mercados, a través de procedimientos expeditos para el otorgamiento de licencias o acuerdos de reconocimiento de calificaciones profesionales.
Respecto de las inversiones se garantiza un adecuado nivel de protección a los inversionistas, pero resguardando el derecho de los Estados a regular el interés público. Ello debiera ampliar los incentivos para aumentar las inversiones chilenas en la región TPP y al mismo tiempo favorecer la atracción inversionista desde otros países del Tratado hacia nuestra economía.
Comercio electrónico
El TPP reconoce la importancia que el comercio electrónico ha adquirido durante los últimos años como herramienta fundamental para el comercio internacional. En tal sentido, se establece, de manera permanente, el compromiso de no aplicar aranceles ni otros derechos a las transacciones que se efectúen digitalmente. Asimismo, se establecen compromisos orientados a asegurar la operación fluida de las transacciones en el ambiente digital, con el objetivo de facilitar el desarrollo de este comercio.
Asuntos Medioambientales y Laborales
El TPP fortalece sustancialmente los compromisos que se asumen en materia medio ambiental y en asuntos laborales. En ambas, además de promover el cumplimiento de las normas nacionales, se reconoce el derecho de los países a establecer sus propios niveles de protección, políticas y prioridades de desarrollo. Adicionalmente, los países se comprometen a no reducir los estándares de protección con el propósito de atraer comercio e inversión. Los compromisos establecidos en ambos Capítulos quedan sujetos, de manera plena, al mecanismo de solución de controversias del Tratado.
Nuevos temas
Desde sus inicios el TPP fue catalogado como un “Acuerdo del Siglo XXI”, principalmente porque por primera vez en la historia de las negociaciones comerciales se incorporarían un conjunto de temas que han adquirido nueva relevancia en el comercio internacional. En efecto, el TPP contiene disposiciones y disciplinas, no incluidas en otros tratados comerciales, tales como: empresas del Estado, disposiciones anticorrupción, coherencia regulatoria, desarrollo, competitividad y, pequeñas y medianas empresas (PYMES).
Entre ellas, cabe destacar lo que se establece en materia de PYMES, en donde se contemplan instrumentos que promueven el acceso y un mayor aprovechamiento del Tratado por parte de éstas. Junto con lo anterior, establecen esquemas de cooperación entre los países con el propósito de acrecentar la participación de las PYMES en el comercio internacional.
En los ámbitos de anticorrupción, competitividad, coherencia regulatoria, entre otros, se pretende alcanzar mejoras significativas en los procesos regulatorios, para que éstos potencien el comercio, sean más transparentes y abiertos a la sociedad civil.
El TPP contiene disposiciones y disciplinas, no incluidas en otros tratados comerciales, tales como: empresas del Estado, disposiciones anticorrupción, coherencia regulatoria, desarrollo, competitividad y, pequeñas y medianas empresas (PYMES).
Adicionalmente, en áreas ya reguladas en acuerdos comerciales previos, se incluyen materias nuevas, de gran interés para nuestro país. Por ejemplo, en medio ambiente, se incorporan compromisos que apuntan a la sustentabilidad de los recursos pesqueros; normas sobre conservación y comercio; biodiversidad; transición a una economía resiliente y baja en emisiones; bienes y servicios ambientales; y responsabilidad social empresarial.
Finalmente, en telecomunicaciones y comercio electrónico se incluyen disposiciones que dan cuenta de los avances que se han registrado en dichos sectores, en cuanto a mejorar aspectos regulatorios y establecer normas sobre localización de equipos informáticos o transferencia de datos, respectivamente.
En lo concerniente a los balances logrados, lo más notorio se encuentra en materia de Propiedad Intelectual. Desde el inicio de la negociación, se presentaron propuestas extremadamente ambiciosas, que le hubieran implicado a Chile asumir nuevas obligaciones en áreas altamente sensibles de nuestras políticas públicas. Tanto en lo relativo a patentes farmacéuticas como en la observancia de los derechos de autor, en particular en el entorno digital, concentraron gran parte de las más difíciles e intensas disputas negociadoras.
El mandato negociador de Chile consistió en preservar los compromisos o estándares asumidos en los acuerdos internacionales previos o incorporados en el ordenamiento jurídico nacional. En consecuencia, no estábamos dispuestos a aceptar nuevas obligaciones a las que se habían asumido previamente.
El objetivo antes descrito se materializó plenamente, dado que la gran mayoría de las disposiciones del Capítulo sobre Propiedad Intelectual, preservan las normas contenidas en nuestra legislación y en acuerdos internacionales suscritos con anterioridad, generando un adecuado balance entre los objetivos de políticas públicas y el interés de fortalecer la innovación.
[3]
Lo anterior fue posible gracias a la dinámica negociadora que se generó durante los últimos meses del proceso. Las alianzas entre países con intereses comunes; el pragmatismo que prevaleció de parte de aquellos que tenían altas ambiciones en esta materia; y la concesión de un alto número de flexibilidades que permitieron atender a las necesidades regulatorias de cada uno de los países, fueron los factores claves que lograron acomodar nuestras sensibilidades.
Conclusiones
- La conclusión exitosa de las negociaciones del TPP constituye una muy buena noticia para el sistema internacional de comercio. Luego de varios fracasos, tanto a nivel multilateral como regional, se restablece la credibilidad en la capacidad de los países por alcanzar acuerdos beneficiosos para sus economías.
- Ciertamente, se trató de una negociación muy compleja, debido al desafío de compatibilizar las diferencias o asimetrías existentes entre sus participantes. Lo anterior cobra especial valor, si se tiene en cuenta que se trata de un acuerdo muy amplio (30 Capítulos) que abarca una diversidad de materias, muchas de las cuales residen en los espacios regulatorios de los países.
- El TPP es un acuerdo equilibrado, que reconoce el derecho inherente de los Estados de regular con el propósito de alcanzar los objetivos legítimos de políticas públicas, que, soberanamente, cada uno de ellos determine.
- Para Chile, ser parte del TPP posee el valor de darle coherencia a la exitosa política comercial desarrollada durante las últimas décadas. Además, nos permitió contribuir e influir en el diseño de las reglas que regirán al comercio internacional durante los próximos años, y evitar, de esta manera, adherir a ellas sin capacidad de adecuarlas a nuestra realidad jurídica y económica.
[1] Los países signatarios del TPP son Australia, Brunei Darussalam, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.
[2] En APEC el TPP es considerado como un medio (“Pathway”) para lograr el anhelado tratado de integración económica del Asia-Pacífico (véase la Declaración de Líderes de noviembre de 2010). En efecto el TPP, junto con otras iniciativas similares, viene a complementar y enriquecer el trabajo que actualmente desarrollan las Economías miembro.
[3] Al respecto cabe tener presente que existen obligaciones, establecidas en el Tratado de Libre Comercio vigente con Estados Unidos, que aún no han sido implementadas por nuestro país. Estas obligaciones se reiteran en el TPP, y por ende se requiere incorporarlas en nuestro sistema.
Fuente: Apuntes Internacionales ACADE