Al finalizar el mes de noviembre de 2021 la Organización Mundial de la Salud declaró como “preocupante” el brote de la nueva variante del COVID-19, Ómicron. Esta situación además de levantar las alertas sanitarias también impone la cautela en las proyecciones económicas, incluso corrigiéndolas levemente a la baja.
De acuerdo con el último “World Economic Outlook” del Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía mundial comienza el año 2022 más débil de lo que se proyectaba. Las nuevas restricciones de movilidad, precios de la energía al alza y las interrupciones en la cadena de suministros, han significado tasas de inflación más altas que afectan tanto a economías desarrolladas como Estados Unidos, así como también a mercados en desarrollo y emergentes. Dado este escenario el FMI proyecta un crecimiento global del 5,9% en 2021, cayendo al 4,4% de expansión para el 2022, medio punto a la baja de lo proyectado en octubre pasado. En tanto, la tasa de crecimiento del volumen del comercio de bienes y servicios a nivel mundial se estima que alcance un 9,3% en 2021, valor que se proyecta llegue al 6% para el 2022.