Las perspectivas económicas mundiales se han visto afectadas por la guerra entre Ucrania y Rusia que ha tenido un impacto en el comercio, en el precio de las materias primas, y en el canal financiero. A su vez, el conflicto ha profundizado las disrupciones en la cadena de suministro que estaban en proceso de recuperación por la pandemia. Sumado a lo anterior, el estricto confinamiento en China por las medidas sanitarias contra el nuevo brote de COVID-19 añade un factor adicional de incertidumbre en la economía global, ralentizando aún más la recuperación y adicionando mayores presiones inflacionarias. Ello configura un escenario en que las señales de recuperación de la actividad global y su velocidad se hacen más inciertas.